La forja de espadas y sus lecciones para la vida

A los golpes, al fuego y al agua, los herreros forjaban las espadas con paciencia y esfuerzo. Cada vez que el herrero sacaba la espada al rojo vivo del fuego, la introducía al agua y luego la golpeaba con en el yunque. ¿Por qué lo hacía? Si observas una espada al rojo vivo, notarás que contiene puntos negros, allí donde las moléculas aún no han alcanzado su mejor forma. Así que el herrero golpeaba una y otra vez, porque con cada golpe esos puntos negros iban desapareciendo. Seguidamente, volvía a poner la espada al fuego, y el proceso se repetía.

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Era ese proceso, pasado por fuego, agua y golpes, el que creaba las mejores espadas: espadas que no se quebraban en la batalla. Así ocurre también en la vida personal y empresarial. 

Los líderes y emprendedores también pasan por fuego, agua y golpes, una y otra vez. Las dificultades no son una posibilidad, sino una garantía. Pero si nos enfocamos en cada evento de fuego, agua o golpe, sin comprender que son eventos transformadores, perderemos perspectiva y la oportunidad de aprendizaje. Por otro lado, si vemos estos eventos como un proceso en el cual nosotros somos las espadas, entonces podremos ser conscientes de que cada pasada por el fuego, el agua y los golpes nos pueden hacer más fuertes. Cada vez una mejor versión de nosotros mismos. ¿Para qué?

Para que en la vida personal y profesional, al igual que las espadas de Damasco, difícilmente nos quebremos en nuestras batallas. Y salgamos victoriosos.

VINCIT QUI SE VINCIT

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